Te odio a veces, si, no tengo miedo al escribirte y decirte que te odio a veces, porque si, a veces lo hago, no soporto que te hayas ido, que fueras egoísta, trato de entenderte, pero, no es mi momento de entenderlo, supongo. Odio tener que decir que "fuiste" algo alguna vez, odio tener que pensar en ti como pasado. Odio tener que hablarte mirándote en el cielo, a tu lucero. Detesto recordar la última vez que te vi, antes de que decidieras irte, y nos mintieras cuando "mejoraste", dándonos falsas esperanzas, te odio por eso. ¿Sabes que odio, aparte de esas cosas? que nunca me diste tiempo para decirte que te quería, a pesar de que sé que lo sabías ya, por lo menos, eso espero, pero te odio por eso. Detesté escuchar los gritos de la familia, ése día, ése viernes maldito que quedará por siempre en mi mente. Detesto que te utilicen como excusa, detesto que me gustaría escuchar tu voz, pero para eso tendría que recurrir a grabaciones, porque te fuiste, y odio eso. ¿Tus decisiones se basaron en qué? ¿En que estabas cansado? detesto mucho ésa decisión. Odio que tenga que ver tus ojos y tu cara en una foto, no poder tocarla, ni besarla, y mucho menos abrazarla, te odio por eso, también. Pero, lo peor de todo es, que a pesar de todas esas cosas que detesto y que odio más, no te puedo odiar, ni aunque quiera, así que, en silencio, trataré de odiar a los viernes, a los días 8, a los domingos, a cualquier rincón de esta casa, trataré de odiarte, aunque sea imposible, pero trataré, mientras tanto, seguiré hablando contigo por las mañanas, por las noches, como todo el tiempo, como todos los días, pero no me pidas que intente aceptar las cosas, porque, cuando hagas eso, te reprocharé que ya no estás, y que estoy ocupada, tratando de odiarte.
miércoles, 18 de septiembre de 2013
lunes, 16 de septiembre de 2013
Voy entre pisadas.
Susurrando a mi vecino que ya no somos dos, que el cielo se escondió del alma, que mis ojos ya no tienen el brillo especial de tus caricias, acaricio el lazo entre la muerte, el deseo se descontrola entre mi cuerpo, tocan mi piel, ellas, las desterradas, por ti. Acabando con el silencio, enterrando el sonar de las aves, y te vas, dejando así el hoyo en mi copa, en mi suelo asfaltado con tus insultos, discutiendo el sanar de mis heridas, y le digo: "señor, no se da cuenta de lo que sucede" con mi mirada levantada hacia el escolta de su tiempo, él se me queda viendo, como si no tuviera sentido lo que le digo, y me responde: "lo siento, señorita, voy corriendo contra el tiempo, debería tratar de alcanzarlo" y se va, dejándome en incógnita.
Y allí voy.
Exilios
rencores entre hoja y rama
el verde azulado de un otoño
cruzando mi tiempo
revoloteo
corazas
sermones
Dios se acerca
se acaba el respiro
se agota el brillo
me convierto en oscuridad
te desvaneces
el tic-tac
nos une a su tic
nos asume el tac
quedo fuera
entre arbustos de nubes
tan rosas
azules
ásperas
dirigiéndose
entre tantos hacia ti
no sé si existes
me gusta entre el mar y el cielo
esa línea
imaginaria
inimaginaria
¿Existe, acaso, un tic-tac inimaginario que no aceche mi tiempo?
rencores entre hoja y rama
el verde azulado de un otoño
cruzando mi tiempo
revoloteo
corazas
sermones
Dios se acerca
se acaba el respiro
se agota el brillo
me convierto en oscuridad
te desvaneces
el tic-tac
nos une a su tic
nos asume el tac
quedo fuera
entre arbustos de nubes
tan rosas
azules
ásperas
dirigiéndose
entre tantos hacia ti
no sé si existes
me gusta entre el mar y el cielo
esa línea
imaginaria
inimaginaria
¿Existe, acaso, un tic-tac inimaginario que no aceche mi tiempo?
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