lunes, 16 de septiembre de 2013
Voy entre pisadas.
Susurrando a mi vecino que ya no somos dos, que el cielo se escondió del alma, que mis ojos ya no tienen el brillo especial de tus caricias, acaricio el lazo entre la muerte, el deseo se descontrola entre mi cuerpo, tocan mi piel, ellas, las desterradas, por ti. Acabando con el silencio, enterrando el sonar de las aves, y te vas, dejando así el hoyo en mi copa, en mi suelo asfaltado con tus insultos, discutiendo el sanar de mis heridas, y le digo: "señor, no se da cuenta de lo que sucede" con mi mirada levantada hacia el escolta de su tiempo, él se me queda viendo, como si no tuviera sentido lo que le digo, y me responde: "lo siento, señorita, voy corriendo contra el tiempo, debería tratar de alcanzarlo" y se va, dejándome en incógnita.
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