En medio de un sonar de tambores emocionantes, sin contar el sonido ruidoso de una mezcla de varias voces ambientadas de trompetas y guitarra, con algunas largas y otras cortas, sonrisas que venían y también iban, encontraban a los de hace un tiempo que ya sonreían juntos, escalando entre ellos que en sus manos se encontraba la felicidad de la noche que atacaba con gas unos y color caramelo otros, distintas maneras de ver la vida, los números varían, entre esas miradas, encontré una que me atrapó para toda la noche, miradas pícaras lanzadas de parte de los dos por las horas que seguían y los segundos que tocaban nuestros cuerpos con cada baile de cadera, esas gruesas cejas, y la mirada fresca con el vaso en los dedos que ansiaban tocar cintura color vino, el calor subía por la espalda, y seguían, entre conversaciones y uno que otro movimiento causado por el cautivador color de ojos y aquella mirada que entraba a lo más profundo y subía la adrenalina, encontrándose, uniéndose por segundos inevitables, para luego romper con la línea clásica de moverse hacia la víctima y tomarla, mas no pasó, los segundos subían hasta colmar el vaso, y la ida amenazaba con romper la magia, entonces me di cuenta que tu voz no la escucharía y tu nombre no sabría nunca, así que sonreí, había llegado la hora que tanto odiaba, te vi por última vez, se encontraron a dos milímetros nuestros colores, te sonreí, me cautivaste, y la noche acabó con el dulce pensamiento de tu mirada penetrante y cejas gruesas, tu vaso de whisky en las rocas me despidió, mi pícaro desconocido.
domingo, 25 de mayo de 2014
domingo, 11 de mayo de 2014
A ellas en su día.
En una mañana que refresca y las aves nos dan sus más hermosos cantos, tomo mi copa y brindo.
Brindo por ellas, por las que aún esperan meses para ver el rostro del pequeño pedazo de alma que sale de ellas. También por las que tienen años en esto y ya son expertas. Las que tienen uno y las que tienen veinte. Brindo por las que se fueron y las que van llegando, no puedo olvidar las que están lejos pero también las que sin nada han sacado adelante a sus frutos, las que hacen los dos papeles, se pone un traje de hombre pero no olvida su vestido rosado. Brindo por aquellas que se fueron temprano pero siguen amando. Brindo por las que lo pasan sola y no les importa. Por las todo terreno, por las del siglo XXI pero también por las pasadas que siguen siendo. No olvido, y nunca podría, a las que siguen siendo pero sus frutos se fueron, por ellas me visto de negro. Brindo por las que se fueron hace un tiempo pero me siguen sonriendo. A las de ocho décadas, a las de dos y las de uno y medio, brindo por ellas. Porque son ellas las que nos inculcan el más bello sentimiento desde bebés, el amor incondicional, el tiempo que gastan en nosotros, el dinero que no les importa, el saber que regalan sin nada a cambio, los besos, las ojeras que ganan y algunas canas. La que es una es por siempre. Brindo por la mía, aunque tengo más de una, de sangre sólo una. Brindo por ellas, pero más por la mía, que está llegando. Brindo por ella porque la mía es radical, la mía es luchadora y masoquista, pero luchadora de las fuertes, porque cada lágrima que cae de ella, es mía también, porque cada sonrisa de ella, es mía también. Así que cada uno conoce a la suya, pero yo brindo por aquellas que conozco y no. Brindo por todas porque el trabajo es igual para cada una. Levanto mi copa más alto por aquellas que visten hoy de negro, porque es reciente. Brindo por las de mi país, que lloran. Brindo y les doy fuerzas a todas. Brindo por las madres en su día. Y les regalo, aunque no las conozca a todas, un beso grande y un abrazo, dándole las gracias más grande de este mundo. Por ellas, por las madres. Salud.
viernes, 9 de mayo de 2014
Tú, el otro, yo, la otra.
Estamos aquí, no juré en vano para llegar a un lugar sin ti, juré vivir eternamente en tus manos pero con el corazón en otro espacio, en otras manos, que fuese otro el que me tocara en las noches al llegar a casa, exhausto, en vez de él, te elegí a ti, no sé porqué, no sé cuándo, pero lo hice, mi trabajo fue cuidarte hasta el amanecer de nuestro último respiro, hasta el crepúsculo que juraste devolver cuando la luna se fuera. Ahora, seguimos aquí, sin querernos, mas confieso que me han tocado el alma, no tú, no él, alguien más que no lleva tu nombre, tampoco tu camisa de cuadros verde que tanto adoro y tampoco el anillo negro noche de él. En el tiempo perfecto te amaría y no viviría sin ti, en el tiempo justo, en el no-tiempo seguimos siendo nosotros, pero vivo sin ti a cada despertar, cuando te has ido tan temprano a verla a ella, cuando mis ojos se abren para ver otro día "amoroso" en tú casa, inmediatamente comienza un día tembloroso de recuerdos que traen con ellos imágenes de él, al que no elegí porque mi estúpido capricho te quiso a ti, y tú la quisiste a ella, pero tu orgullo me eligió, así que vivimos en la soledad más eterna del planeta, vivimos muriendo, como todos, pero más, siempre más. Ella merece un perdón sin palabras que ya existe, que ya fue pronunciado; él, en cambio, fue olvidado, a diferencia de otros, él se fue y no regresó. Pero tengo a otro él, que me toca como lo hiciste tú cuando pensabas en la piel de ella que lleva tu nombre marcado. Ellos no son los otros, en nuestro caso, mi nuevo él es el definitivo, es como tu ella, que te ama sin restricciones. En nuestro presente, nosotros dos, en medio de un papel firmado y anillos en las manos, somos los otros.
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