martes, 14 de noviembre de 2017

Cada noche.

Si no regresas ¿Cómo hago para desenredarme de las sábanas los domingos?
Dime... ¿Cómo hago para callar mis manos? Para calmar la tormenta que mis ojos sufren ahora que tú te has ido.
Todas las noches los platos sollozan y preguntan por ti. He inventado tantas excusas vacías y pobres que ya sólo me queda decirles la verdad. Me enfrento cada mañana a tu taza de café, la engaño tomando de ella para que crea que eres tú, pero sabes que detesto el café dulce que tú bebes. El espacio donde van tus corbatas me regañan al abrir el armario, la mañana del lunes pasado por poco me hacen llorar, tú no te encuentras y hasta el cojín naranja que te odiaba pregunta por ti. Dime qué debo decirles porque honestamente las razones que les doy ya no son suficientes. Mis tatuajes te piden y llaman a grito cada noche, mis lunares te extrañan, es tu culpa debo decir, ya que los mal acostumbraste contándolos cada noche, ahora hay nuevas pecas por mis recurrentes viajes a la playa ya que dijiste que nos encontráramos allí, pero no te veo. Ven. No llegaste y ya no espero más. Ahora miro al cielo e incluso las estrellas me regañan porque estoy sin ti. ¿Cómo hago? Al llegar cada noche debo leerle un cuento a tu lámpara ya que llora por ti, también. Entonces, dime, atrévete a decirme si volverás o no, no por mí, ya que puedo vivir sin ti aunque no quiera, mas tus discos de jazz te anhelan y suspiran al no vernos juntos, las noches de boleros ya no están en mi agenda porque no tengo con quien bailar, no estás, pero en cada rincón te veo, en cada prenda de vestir que me quito diariamente me recuerda a las noches que sensualmente me hablabas al oído y susurrabas las palabras de nuestra canción y votos. No estás mas las puertas de mi corazón siguen esperando tu llegada; los anillos de oro que pusiste en mi dedo anular siguen ahí. Cada noche duermo con tu camisa de vestir favorita y lamento decir que ya perdió tu esencia, ven, vuelve a ponértela, regresa a bailar jazz conmigo, regresa para hacerte tu café recargado de azúcar y leche, regresa y bésame como solías hacerlo cada noche estrellada, no por mí sino por ti, porque estoy sola sin ti, he comprado cosas nuevas que te encantarán, pinté mi cabello, ven para tocar tu suave cabello como el cielo de noche, ven que sé que necesitas que te prepare el tiramisú que tanto adoras, ven, que sé que vales mucho al igual que yo, sin embargo, ambos sabemos que juntos somos más, mucho más que sólo dos personas en un mundo que da vueltas sin razón, juntos sabemos que nuestras miradas cuando se encuentran hasta la luna llena nos envidia. Ven, sentémonos bajo la lluvia y hablemos.

Patricia Franco Tirado.

1 comentario: