martes, 16 de diciembre de 2014

El año que se acaba.

Te he odiado al comienzo, mis lágrimas corrían los primeros días. Con el tiempo fui acostumbrándome a tus pasos inocentes que no tenían intención de dañarme. Me has llenado de momentos inolvidables, de sonrisas tontas, de risas incontrolables, de tormentas que pensé nunca sobreviviría, me has llenado el alma en unas veces, y en otras me la has vacíado, días que juré darme por vencida pero aquí estoy, de pie, con la frente en alto y luchando por una mejor vida y un mejor futuro. El humo no descansa, la sangre no descansa, y el corazón permanece allí, fieles, y así estamos. Unos se han ido para siempre. Otros se fueron pero pronto se asomarán. Llegaron nuevos llenando de alegrías nuestros corazones. Pero nunca olvidamos aquellos que no hablarán de nuevo. 
Agradezco cada detalle de este año que está por irse, que va agarrando sus maletas y montándolas en el auto para irse a descansar. Cada segundo quedó marcado en nuestras vidas. Y no olvidaremos las lágrimas y las risas. Agradezco a este año lo que me dio, lo que me gané y lo que encontré. En el lugar menos recomendado, pero menos esperado, encontré a mi amor, que me hace sonreír desde muy adentro, mi alma se regocija cuando me besa. Gracias a él por darme lo que merezco. 

Este año se va, y los días que quedan estarán llenos de momentos que solo estamos esperando vivir. 
Mientras el otro se asoma, al 2014 le digo: Gracias. 

miércoles, 8 de octubre de 2014

Cerca del cielo.

Te veía venir desde el cielo azul de agosto, sorprendida entre tus cejas, entre tus manos, donde me encontraba sonriendo a lo lejos de la realidad cruda que amenazaba con acabar con el dulce ronroneo de nuestro pequeño encuentro. Sentada, entre tus sábanas de puntos pequeños, esperaba encontrar señas del futuro, rastros del pasado, huellas de la última noche antes de esta. Sigo soñando con tus recuerdos. No te amo en silencio, ya no. Te grito mis emociones en el parque morado en donde nos sentamos cada tarde de sábado a ver pasar las nubes crueles y nómadas, también lo grito cuando estoy a tu lado, mordiéndote la barbilla y adorando tu cabello, allí no te grito, allí te susurro al oído con mi voz tímida, de vez en cuando te grito en el auto cuando vamos camino a casa, o cuando viajamos a ver a tus padres. Y si, te veía venir, era más como una esperanza de verte llegar, pero, estás aquí y no allá, me adoras como yo he llegado a hacerlo. Pasó agosto, pasó septiembre, pronto vamos a noviembre y seguiremos viéndonos sonreír embobados en medio de este desastre que nadie entiende, solo nosotros, es nuestro propio espectáculo ilógico, no estamos allá pero tampoco estamos muy lejos de serlo. Tus manos suaves en mi cintura, y los dulces toques en las mejillas me recuerdan y aseguran que estás acá, atado a mí y yo, a ti. Que estamos atrapados en el mundo de nosotros y no salimos, somos lo que somos y aunque al mundo no parece interesarle, nosotros seguiremos adorándonos, en medio del mes de octubre. 

viernes, 1 de agosto de 2014

Fuimos lo que sin querer no seremos.

Los rayos de la mañana se habían asomado sin pedir permiso, chocaban con las prendas de ropa que habían caído sin piedad al suelo, haciendo arte abstracto. Todo estaba en silencio, pero las aves cantaban a lo lejos, como si estuvieran respetando nuestro pequeño espacio personal. Tus suaves manos tocaban mi curva acentuada, de arriba hacia abajo, sin otro gesto que el cariño, la ternura se apiadó de nosotros y se instaló para quedarse todo el día, sonriendo a nuestro favor. Las sábanas se reían mientras se enredaban en los cuatro pies que juntaban pequeñas caricias. Todo marchaba con cierta calma, con cierta y tranquila confianza, sin pensar en el futuro cercano que tocaba a nuestras puertas, sin soñar qué pasaría luego de que el tiempo se detuviera, fuimos aquello, eso, fuimos la ternura, fuimos el deseo, la pasión, fuimos el roce de pieles, fuimos la pareja sin serlo. 

lunes, 14 de julio de 2014

De ti, nada.

Fuimos aquellos sentimientos encontrados que solo se ven en las películas antiguas, en donde me tomabas de la cintura y me sonrojaba, en donde locamente me tomabas de la nuca y besabas con pasión mis dulces labios,  sin embargo,  nos encontrábamos en el limbo del “tú y yo”, no sabíamos en dónde nos encontrábamos como pareja (si es que alguna vez lo fuimos).  Hoy, luego de algunos años,  tengo a alguien más, no se parece a ti, no se llama como tú, no lo trato como a ti, pero su rostro es tan suave como lo eran tus manos cuando por las noches chocaban con mis brazos fieles, esa suavidad me recuerda a las noches oscuras que amábamos ver pasar. También aquellos ojos, no se parecen a tu cielo azul de domingo, los de él son más como una fusión entre tu franela favorita con estrellas fugaces y el café tan cargado de azúcar que amabas, extrañamente no se parece a ti, pero lo comparo contigo. Al despertar no es como tú, no me despierta con rosas rojas ni un desayuno, mas me regala aquellos labios que me hacen sonreír de locura pasión, y un café como me gusta, poca crema y poca azúcar, y, por supuesto, me dice un chiste gracioso que no se parece a ti. Cuando me invita a salir, solo me traspasa con la mirada pícara y me dice con gesto silencioso: “Tómate tu tiempo, cielo”. Si, me dice cielo, no como tú, que me llamabas por mi nombre.  Los domingos por las mañanas se queda silenciosa la pieza y me asombra no encontrarlo viendo tus canales de béisbol, sino que me prepara el almuerzo y entre los dos vemos en canal de fútbol que nos gusta. No tiene ni una pizca de parecido a ti, lo que es extraño, nunca había  conocido a alguien así, tú eras como eran los otros, una copia de miles más, y él, simplemente es él, lo demuestra así y tú te sientas a leer mi cuaderno de noches mientras él me lee a mí cada noche. 

domingo, 25 de mayo de 2014

Una noche en aquél lugar.

En medio de un sonar de tambores emocionantes, sin contar el sonido ruidoso de una mezcla de varias voces ambientadas de trompetas y guitarra, con algunas largas y otras cortas, sonrisas que venían y también iban, encontraban a los de hace un tiempo que ya sonreían juntos, escalando entre ellos que en sus manos se encontraba la felicidad de la noche que atacaba con gas unos y color caramelo otros, distintas maneras de ver la vida, los números varían, entre esas miradas, encontré una que me atrapó para toda la noche, miradas pícaras lanzadas de parte de los dos por las horas que seguían y los segundos que tocaban nuestros cuerpos con cada baile de cadera, esas gruesas cejas, y la mirada fresca con el vaso en los dedos que ansiaban tocar cintura color vino, el calor subía por la espalda, y seguían, entre conversaciones y uno que otro movimiento causado por el cautivador color de ojos y aquella mirada que entraba a lo más profundo y subía la adrenalina, encontrándose, uniéndose por segundos inevitables, para luego romper con la línea clásica de moverse hacia la víctima y tomarla, mas no pasó, los segundos subían hasta colmar el vaso, y la ida amenazaba con romper la magia, entonces me di cuenta que tu voz no la escucharía y tu nombre no sabría nunca, así que sonreí, había llegado la hora que tanto odiaba, te vi por última vez, se encontraron a dos milímetros nuestros colores, te sonreí, me cautivaste, y la noche acabó con el dulce pensamiento de tu mirada penetrante y cejas gruesas, tu vaso de  whisky en las rocas  me despidió, mi pícaro desconocido. 

domingo, 11 de mayo de 2014

A ellas en su día.

En una mañana que refresca y las aves nos dan sus más hermosos cantos, tomo mi copa y brindo. 
Brindo por ellas, por las que aún esperan meses para ver el rostro del pequeño pedazo de alma que sale de ellas. También por las que tienen años en esto y ya son expertas. Las que tienen uno y las que tienen veinte. Brindo por las que se fueron y las que van llegando, no puedo olvidar las que están lejos pero también las que sin nada han sacado adelante a sus frutos, las que hacen los dos papeles, se pone un traje de hombre pero no olvida su vestido rosado. Brindo por aquellas que se fueron temprano pero siguen amando. Brindo por las que lo pasan sola y no les importa. Por las todo terreno, por las del siglo XXI pero también por las pasadas que siguen siendo. No olvido, y nunca podría, a las que siguen siendo pero sus frutos se fueron, por ellas me visto de negro. Brindo por las que se fueron hace un tiempo pero me siguen sonriendo. A las de ocho décadas, a las de dos y las de uno y medio, brindo por ellas. Porque son ellas las que nos inculcan el más bello sentimiento desde bebés, el amor incondicional, el tiempo que gastan en nosotros, el dinero que no les importa, el saber que regalan sin nada a cambio, los besos, las ojeras que ganan y algunas canas. La que es una es por siempre. Brindo por la mía, aunque tengo más de una, de sangre sólo una. Brindo por ellas, pero más por la mía, que está llegando. Brindo por ella porque la mía es radical, la mía es luchadora y masoquista, pero luchadora de las fuertes, porque cada lágrima que cae de ella, es mía también, porque cada sonrisa de ella, es mía también. Así que cada uno conoce a la suya, pero yo brindo por aquellas que conozco y no. Brindo por todas porque el trabajo es igual para cada una. Levanto mi copa más alto por aquellas que visten hoy de negro, porque es reciente. Brindo por las de mi país, que lloran. Brindo y les doy fuerzas a todas. Brindo por las madres en su día. Y les regalo, aunque no las conozca a todas, un beso grande y un abrazo, dándole las gracias más grande de este mundo. Por ellas, por las madres. Salud. 

viernes, 9 de mayo de 2014

Tú, el otro, yo, la otra.

Estamos aquí, no juré en vano para llegar a un lugar sin ti, juré vivir eternamente en tus manos pero con el corazón en otro espacio, en otras manos, que fuese otro el que me tocara en las noches al llegar a casa, exhausto, en vez de él, te elegí a ti, no sé porqué, no sé cuándo, pero lo hice, mi trabajo fue cuidarte hasta el amanecer de nuestro último respiro, hasta el crepúsculo que juraste devolver cuando la luna se fuera. Ahora, seguimos aquí, sin querernos, mas confieso que me han tocado el alma, no tú, no él,  alguien más que no lleva tu nombre, tampoco tu camisa de cuadros verde que tanto adoro y tampoco el anillo negro noche de él. En el tiempo perfecto te amaría y no viviría sin ti, en el tiempo justo, en el no-tiempo seguimos siendo nosotros, pero vivo sin ti a cada despertar, cuando te has ido tan temprano a verla a ella, cuando mis ojos se abren para ver otro día "amoroso" en tú casa, inmediatamente comienza un día tembloroso de recuerdos que traen con ellos imágenes de él, al que no elegí porque mi estúpido capricho te quiso a ti, y tú la quisiste a ella, pero tu orgullo me eligió, así que vivimos en la soledad más eterna del planeta, vivimos muriendo, como todos, pero más, siempre más. Ella merece un perdón sin palabras que ya existe, que ya fue pronunciado; él, en cambio, fue olvidado, a diferencia de otros, él se fue y no regresó. Pero tengo a otro él, que me toca como lo hiciste tú cuando pensabas en la piel de ella que lleva tu nombre marcado. Ellos no son los otros, en nuestro caso, mi nuevo él es el definitivo, es como tu ella, que te ama sin restricciones. En nuestro presente,  nosotros dos, en medio de un papel firmado y anillos en las manos, somos los otros. 

domingo, 13 de abril de 2014

¿Un sueño?

Desperté con el reciente sueño en mi mente, repasando las imágenes anteriores. Era como un bosque lleno de alfombras azules a mi alrededor, árboles altos como una promesa incumplida. No se escuchaba aves cantar, sólo susurros de personas que no aparecían. Se escuchaba:  "Alguien nuevo" "Es una chica, pobre familia" y también unos: "No estés confundida". Miré a los lados donde la neblina no cubría mi vista. El horizonte no terminaba pero tampoco empezaba, me sentía en un lugar fantástico lleno de gotas que caían desde la tierra húmeda y verde de mis pies. Seguí caminando, a medida que iba avanzando me encontraba con árboles más gruesos y altos, en sus ásperos troncos se encontraban cruces de sangre, también retratos de rostros familiares que veíamos con miedo hace un tiempo, ahora con tristeza. Mi camino se hacía más largo, más enérgico, con menos miedo y menos asombro. Emprendí mis pasos hacia lugares inéditos hasta encontrarme con un rostro del retrato que callaba con la mirada pero hablaba sin voz, parecía que  pronunciaba: "Héroes" para luego seguir su camino al otro lado. De pronto encontré un lago azul lleno de letras reconocidas que llenaban el estanque con colores; a su alrededor se encontraban unos durmiendo, otros sonriendo, algunos sólo se veían a los ojos. Llevaban franelas blancas como vestido, algunos vestían de rojo, otros de negro, pero en sus rostros había tricolor, había paz, había amor. Las franelas llevaban manchas de rojo, unos secos, otros recientes."Bienvenida al lugar de los héroes", me abrazaron al pronunciar cada uno sin voz en sus labios, sino de su alma. "Aquí encontramos el amor, encontramos respuestas, encontramos la libertad por la que luchamos; tal vez no sea justa, pero al final la encontramos". Seguí con incógnitas pero ellos respondieron tomando mi rostro y dibujando en ella un amarillo, un azul con siete toques blancos y un rojo me dijeron: "Envíales nuestros corazones, besos, abrazos y las mejores palabras que puedas a cada uno de nuestras conexiones. No es momento para ti, regresa". Abrí los ojos en un día soleado, en mi cama, en mi cuarto, en mi país descontrolado y pensé: "Fue un sueño", pero al levantarme y ver mi rostro en el espejo encontré el tricolor marcando mi cuerpo, mi alma y espíritu. Venezuela lucha, los caídos que son héroes son luchadores que encontraron amor y algunos siguen buscando paz. 

martes, 8 de abril de 2014

Quise.

Pude besar tus rosas limpias y relucientes
pude ser el adiós de tu tristeza
pude acompañarte en el misterio de la soledad inhabitada 
tuve la oportunidad de escribir en tu cuerpo la carta dedicada al sol y la luna

Pude tenerte en el iris de mi paraíso
pude expresar en la muralla, las letras retardadas que mi alma exhalaba
pude ser el secreto por el cual peleabas
tuve la oportunidad de esconder en tus labios mis miedos

Pude servirte el café de cada mañana, oscuro como el agua por las noches, dulzón como tus besos 
pude acariciar tu rostro al despertar cuando el amarillo resplandor nos diera la bienvenida
pude hacer el papel de musa en tu mitología
tuve la oportunidad de estremecerme con cada toque a mi piel con esencia de canela

Pude regalarte en mostaza y en negro los colores de mis días, que son nuevos
pude esconderme entre tus cabellos y sentirme segura
pude sentarme a esperarte luego de acostar a nuestros tesoros bajo las mantas de cielo que los cubrirían
tuve la oportunidad de decir que sí a tus plegarias y promesas cargadas de flores y corazones

Pude tener contigo lo que siempre añoré
pude reflejar en nuestra cama las palabras que no salen de mí
pude entablar conversaciones del pasado con mi futuro
tuve la oportunidad de no dejarte ir, ni siquiera un segundo, incluso si tú lo rogabas

Pero no. 

viernes, 21 de marzo de 2014

Un amor perdido sin ti.

Me llevaré en esta tarde tus lágrimas secas, que claman por mis manos; el día de caricias, cuando el sol estaba en su punto, nos amamos, aquí me encuentro, clamando por tus manos para secar mis lágrimas que destellan como las estrellas en una noche sin luna, la que brilla soy yo sin ti ¿Cómo hago? Dejas mi más hundido deseo en el fondo de un estanque oscuro. Déjame esta noche ser la autora de besos en el alma de tu fiel e infiel razonamiento. Déjame atrás de tus promesas para ser aquella  felicidad que nos eleve tan alto que podremos tocar las nubes y vivir en ellas. No dejes el engaño hundirnos como solía llevarnos hasta tocar el fuego con los cabellos del más profundo miedo, promete, ahora y siempre nuestro más poderoso ser en mis manos, promete o déjame, no niegues el nacer de tu alma en mi mirada. Déjame vivir en tus caricias, déjame mudarme a la inmensidad de tus ojos color infierno. Déjame ser lo que no fuimos, un sueño que se hará realidad en nuestros agujeros negros, déjame ser, pero no me dejes sola. 

sábado, 15 de marzo de 2014

Esta noche.

Sangre en las calles. Muerte en los labios de los que un día me saludaron con una mirada fugaz. Tiemblo ante el rencor que emana de mi cuerpo, la vida parece haber desatado el alma infernal y ésta decidió llegar a nuestros pies. A arruinarnos el día y a la vez alegrándolo también, con un poco de esperanza ante miles de hormigas que piensan distinto. Nos centramos en el corazón machacado por los maleantes vestidos de caballeros. Agonizan mis hermanos, y yo ¿Qué hago? me siento a esperar a la llamada de mi inteligencia y decido salir, nada me detiene, nada me importa, sólo una cosa, conseguir mi libertad. No creemos en lo que nos dicen, somos almas que navegan en un  mar de cuerpos a los que arrebataron su vida, injustamente. Hay nuevos sembrados, que se harán polvo, mientras tú te regocijas en su tumba ¿Quién te crees que eres? 
      El miedo a los que juraron protegernos, nos hiere. Pero, sin el miedo ¿Qué somos? Guerreros, que luchan entre tempestades y abren el mar en dos, para darle paso a la libertad que tanto tiempo hemos estado buscando. Escuchamos cada noche, en el silencio de nuestras chozas, con miedo de nuevas noticias, lo que el día nos ha entregado,  sumisos a los pensamientos de los altos cargos, nos desentendemos de ellos, no importa lo que digan, seguimos adelante. Y tú ¿Sigues adelante?
     Mis oídos escuchan y admiran a los que con mucha fuerza, valentía y tristeza aceptan que alguien llegará para arrebatarles el poder de lucha, el poder de seguridad y el don de la vida. Ellos, admiten que se ofrecen a cambiar su don y recibir un nombre de por vida, que quedará grabado en los cuadernos, en los libros de historia y en los registros de Wikipedia, se les llamará Héroes. ¿Has salido a defender tu don?
     La vida continúa a los oídos sordos, que sólo pestañean y se olvidan de su pensamiento y creencia pasada, pero ellos no entienden que pueden ser considerados para ser un número más en una lista que se cierra cada año, y cada año la cifra es mayor. ¿Aceptaste que eres ignorante? ¡Hazlo! Ya yo lo hice y estoy en la calle. Tal vez consiguiendo mi título de héroe.
       

lunes, 24 de febrero de 2014

Ha llegado el día.

Ya no sé en dónde vivo, ni en dónde tengo los pies puestos, he perdido la cordura y hasta la esperanza. Se han acercado tiempos de tormentas a mi vida, a mi lugar cómodo que ya no existe. La palabra amor ya no cabe ni se asocia a este lugar, he perdido mi esencia de paz y tranquilidad. Intercambié mañanas de "Buenos días" por "Vamos a ver qué dicen las noticias de hoy". Me he vuelto adicta a algo en lo que me he resignado, las redes sociales. Mis días ya no son de pie esperando el autobús, sino caminando por calles devastadas y cansadas de tanta sangre. Las conversaciones con mis amigos ya no son "¿Qué cuentas, qué has hecho?" ahora es "¿¿Estás bien?? ¿Fuiste a la marcha?". Las aulas de clases han perdido alumnos y los pupitres lloran por su ausencia, por los caídos. Ya no me preocupo por la ausencia de palabras, por la ausencia de mi presencia en lugares que me llenaban de felicidad. Estoy rodeada de impaciencia, de tristeza, de rabia de unos a otros. Ya ni bandos existen, ya no son dos, son más. Caigo en la oscuridad de la rendición, de una lucha que me llena de fuerza, una lucha para acabar con algo llamado "gobierno" el cual sólo conozco uno, sólo he vivido en uno, cuando he podido vivir en más de cuatro. Mi alma y espíritu llaman a la ira, a la rabia, me convierte en un monstruo que siempre he evitado y he mantenido cerrado. Me grito a mí misma que nada me detiene, que la lucha valdrá la pena, no sólo para mí, sino para los que no están luchando porque no están de acuerdo, a pesar de su ideología política. Me grito a mí misma que la paz debe llegar, y que luego de la tormenta viene la calma, quizás hasta el arco iris. Se acerca el ojo del huracán, las calles no soportarán las lágrimas y caerán a llorar también. La tierra se unirá a nuestras marchas, a nuestras protestas, con sus propias pancartas y consignas. Se unirán las aulas, las pizarras y pupitres a protestar. Llegará el día que seremos una sola voz. 

Pero, por los momentos, en un lugar lejano se encuentra aquél que no sabe en dónde está acostado. Están los sordos, ciegos, y mudos del país que muere y pierde credibilidad, también la esperanza. Venezuela cae poco a poco, y nosotros intentamos mantenerla en pie. No es tiempo de rendirnos. Nos falta calle por recorrer.  La lucha empieza y evoluciona. Llegará minutos peores, llegarán segundos de desesperanza. Llegará la transición y no sabremos con exactitud qué hacer, pero, primero tenemos que llegar allí. Gracias a los caídos y los que intercambiaron sus nombres y vidas por tener el nombre Héroe. Doy gracias a ellos. Brindo por los que han salido desde el primer día, y siguen en pie como el primer día. 

Es tiempo de no tener miedo, es tiempo de seguir en pie y en la lucha, por ti, por mí, por los que no creen en esto, por aquellos que lo merecen, y los que no, también. Es tiempo de quitarse los Stilettos y maquillaje, de dejar a un lado los videojuegos, tomar los zapatos deportivos y convertirlos en los de lucha, tomar una gorra y una bandera. Es tiempo de pisar la calle sin miedo, es tiempo de la historia. La oportunidad del futuro ha tocado la puerta, y nos ha dado la mano. Porque Venezuela lo merece, porque tú lo mereces.

sábado, 1 de febrero de 2014

Carta de mis recuerdos.

Cielo mío:

Es como una luz al final del túnel, recuerdo cuando me dijiste que estabas cayendo en la tentación de mis labios, aquella noche de verano, sentados en la arena, sin tocarnos pero a la vez amándonos, corazón, no me quites la custodia de mis besos, de tus besos, no me des el último aliento de vida, no me dejes, no ahora, cuando todo mejora, prometo que lo hará, la vida será mejor, habrá instantes en los que quieras estrangularme, igual lo sentiré yo, como aquella noche cuando a los árboles robaron sus plumas mostazas y caobas; no evitaremos las disputas, sin ellas no somos dos, sin ellas no sabemos qué es la felicidad.
Déjame ser la nube de tu cielo azul, la lluvia colorada de tu gris, el arco iris de tu vida. No me des a cambio tu silencio ni tus recuerdos, quiero tu futuro, robar tus secretos para guardarlos en el más recóndito lugar, y no sufras por ellos.
Recuerda mi última mirada, recuerda mis últimos besos, pero no me dejes, estoy varada en la orilla de nuestro mar, ése tan voluble, como nosotros dos. La última imagen de tu voz se la ha llevado el viento frígido y odioso, sin mirar atrás se fueron. ¿Si te vas, quién será el autor de mis caricias?
Los días se van convirtiendo lentamente en letras negras cursivas de nuestro libro que nunca acaba, y los capítulos no se dejan vencer por las estrellas, no me dejes, no así, no aquí, no ahora, ni nunca. Soy y seré aquella mujer en tu vida, aquella, me desahogo en tus palmas para ser tuya, no me dejes, no cuando estoy más feliz que nunca, sigamos siendo dos sin tocarnos.
Sigo esperando, sigo sentada en los días de humor negro, en los días de rojo y  verde, sigo esperando el viento que calma, pero no llega, no llegas, sigo aquí, sin ti, con un gato negro a mi lado, que recuerdos de ti no guarda. Ven, dale razones para extrañarte como lo hiciste conmigo, dáselas y luego vete, si así lo deseas, pero ven. 


A tus canciones se les han borrado las letras de las veces que las he escuchado, ven, tráeme tus nuevas canciones para borrarles las letras también, pero ven y no me dejes.


Para terminar, quiero que te des cuenta de que no me has perdido, porque no me has tenido, al menos eso creo.


No dejes que mis ojos se cierren y mi mirada al horizonte se desvanezca, ven, y no me dejes.
Con tu promesa en mi dedo,  me despido
P.F

Pasos cortos que no llegan.

Escucho lentamente los pasos de mi recuerdo, que atormenta, que me llena de deseo, que amenaza con retenerme en el oscuro "tiempo" sujetando con sus garras mi alma que poco a poco recupero, pedazos de mar en la orilla, y se acerca, llega, oscurece mi batalla cercana al amor, al deseo descontrolable de explicar el ciego recuerdo de mis días a tu lado, apartando el fuego del ave azul, el acercamiento en mis días de rutina, respiro y me pierdo en la sed de mis sentidos incompletos.

jueves, 2 de enero de 2014

Mi vida...

Debo decir, cuando se fue usted aquella noche, de eterna inseguridad, me dejó un vacío en el alma, con ganas de necesitarlo cuando mis manos fueron atadas, y mis pies quemados en torno a su vacío corazón que nunca ha dejado de ser mío, mi señor, no me deje sin su palabra de bienvenida, no me deje en el hoyo número tres del centellazo.